Junta Vecinal de Labaniego

Alcalde pedáneo: Clemente Rey Álvarez

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Sede de la Junta Vecinal: Casa del Pueblo
Dirección:

Datos generales

Altitud: 800 metros
Distancia al Ayuntamiento: 8,3 km

 

Labaniego


Llegamos a este enclave de ensueño, Labaniego, tras tomar la Carretera de la Diputación 127/7 (Bembibre-Noceda), dejando atrás la localidad de Arlanza. Situado a una altitud de 800 metros y a 8,3 km de Bembibre, Labaniego se encuentra encaramado en la ladera del monte Sardonal, con un alto valor paisajístico debido a su orografía abrupta.

En las fuentes manuscritas se registra como “lebaniego,” un término que significa “lugar pantanoso”, aunque no se descarta que haya sido repoblado por personas originarias de la Comarca de Liébana, en Cantabria, de ahí su nombre.

Su dilatada historia se revela en los vestigios astures, romanos y medievales que se encuentran en lugares tan evocadores como: “El Cerro Colorao”, “La Era del Bosque” y “El Picantar de Muelas”.

Al llegar a Labaniego, nos recibe la ermita del Santo Cristo, fundada en el siglo XVI y reformada entre los siglos XVIII y XX . En su acervo iconográfico destacan las imágenes de Jesús Crucificado (siglo XVII), Santa Lucía Mártir (siglo XVII) y San Antonio de Padua (siglo XIX).

En la parte más alta del pueblo se erige la vieja iglesia de Santiago Apóstol, del siglo XVII, que vigila el horizonte como un guardián imperturbable del soberbio entorno natural que se extiende a sus pies. Recientemente restaurada por la Junta Vecinal, la iglesia se ha destinado a fines socioculturales. Presenta una sola nave con mayor altura en el presbiterio, una espadaña en el extremo del campanario y un acceso a través de un pórtico lateral sostenido con pies de madera.

En este lugar de leyenda, donde se puede escuchar el silencio, se abre un valle rodeado por la frondosa vegetación. Fue en este paraje donde se fundó, en el año 1405, la ermita de San Fructuoso, que en 1523 la congregación franciscana transformó en convento. Un espacio de retiro y reflexión en el que se rendía culto a San Fructuoso, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Jesucristo, Nuestra Señora del Carmen y Santa Lucía Mártir. Con el paso del tiempo, sus muros desmoronados se han fundido con la espesura del monte, apenas recordando la hegemonía que una vez tuvo este crisol de cultos.

En este pueblo de montaña, como bien se podría definir a Labaniego, perduran varios ejemplos de arquitectura tradicional. Aunque las edificaciones subsidiarias son prácticamente inexistentes, aún se conserva el potro de herrar.

Marcado por su pasado minero, Labaniego está rodeado de numerosas bocaminas. En 2017, la Junta Vecinal recupera una de ellas e inmortaliza ese pasado del carbón en un entorno perfecto.

“La Canalina” fue una de las minas más antiguas de la localidad con más de 100 años, y ahora, con su restauración, se ha convertido en un representativo santuario para una pulcra imagen de Santa Bárbara, patrona de los mineros, y en uno de los rincones de visita obligada del lugar.